Los atletas listos para representar a sus países || AP |
La gala de tres horas creada por el director Danny Boyle, ganador del Oscar por "Slumdog Millionaire", será vista por unas 60.000 personas en el estadio construido en el este de Londres y contará con una audiencia mundial de más de 1.000 millones.
A los espectadores se les pedirá que se sumen cantando canciones y ayuden a crear escenas visuales espectaculares en un acontecimiento con el que se espera marcar la pauta del mayor espectáculo deportivo del mundo, en el que competirán 16.000 atletas de 204 países.
Todos compartirán la emoción de la victoria y la decepción de la derrota con 11 millones de visitantes.
Los Juegos también responderán la pregunta que se hacen los británicos: ¿valieron la pena los siete años de planificación, construcción y molestias, y una factura de 14.000 millones de dólares durante una de las peores recesiones del país?
"Es un momento muy, muy tenso pero hasta ahora soy optimista con cautela", dijo Boris Johnson, alcalde de Londres, la única ciudad que va a albergar los juegos de verano en tres ocasiones.
"Me preocupa que no tenga suficientes cosas de qué preocuparnos de momento", añadió el alcalde.
No obstante, ha habido baches en el camino.
La cobertura de los medios de comunicación ha estado dominada en las últimas semanas por la empresa de seguridad G4S y su reconocimiento de que no podía aportar suficientes agentes para custodiar los recintos olímpicos, obligando a desplegar a miles de soldados extra a última hora, pese a tener un contrato multimillonario con el Gobierno.
Los funcionarios antiterroristas han restado importancia a la posibilidad de que se produzca un atentado durante los Juegos y el primer ministro, David Cameron, dijo que la seguridad de las Olimpíadas era su prioridad.
"Es la mayor operación de seguridad en tiempos de paz de nuestra historia y no estamos dejando nada librado al azar", dijo.
Londres sufrió ataques suicidas en julio del 2005 en los que murieron 52 personas, y este año se cumplen 40 años de la masacre de Múnich 1972 cuando 11 miembros del equipo olímpico israelí fueron asesinados por milicianos palestinos.
Hasta el momento no se ha accedido a los llamamientos para un recuerdo oficial de la tragedia en la ceremonia inaugural.
El denso tráfico en el centro de Londres y los retrasos en el sistema ferroviario también se han sumado a las quejas.
Un desliz diplomático el miércoles, cuando la bandera de Corea del Sur apareció en un partido de fútbol femenino entre Corea del Norte y Colombia, conllevó el abandono del campo de las norcoreanas y retrasó el inicio del encuentro más de una hora.
"Claro que la gente está enojada", dijo el representante olímpico de Corea del Norte Ung Chang a Reuters. "Si tu atleta gana un oro y ponen la bandera de otro país ¿qué sucede?", agregó.
Una serie de escándalos de dopaje también han manchado la imagen de los días previos a los Juegos, y se ha prohibido la participación de al menos 11 atletas, mientras que la saltadora griega Paraskevi Papachristou se convirtió en la primera "víctima de Twitter" cuando fue excluida por unos comentarios en la red social considerados racistas.
Todo esto probablemente se olvidará y la atención de todo el mundo se centrará en la ceremonia inaugural, que comienza a las 2000 GMT y acaba tres horas más tarde.
Aunque Boyle ha instado a los 10.000 voluntarios y público en los ensayos de esta semana que mantengan el secreto, algunos elementos ya se han filtrado.
Inspirada en "La tempestad" de William Shakespeare, la ceremonia comienza con una recreación del gozo bucólico, con campos, vallas, setos, ovejas, gansos, un caballo percherón, pastores e incluso un juego de cricket.
El ambiente se oscurece para dar paso a las chimeneas y el humo de la revolución industrial del siglo XIX y terminará en el presente con una celebración psicodélica de la cultura pop con canciones, series de televisión y clásicos del cine y la actuación del ex Beatle Paul McCartney.
Boyle tiene 27 millones de libras (42 millones de dólares) de presupuesto, mucho menos de la mitad de lo que se estima se invirtió en Pekín 2008.
Hay muchos secretos en el aire, como quién encenderá el pebetero olímpico, aunque el popular futbolista David Beckham y el príncipe Guillermo han sonado entre posibles relevistas de la antorcha.
La abuela de Guillermo, la reina Isabel II, estará entre el público, junto a la primera dama estadounidense, Michelle Obama, y una serie de mandatarios y famosos. (Reporte adicional de Guy Faulconbridge, Vincent Fribault, Peter Griffiths
Por: Reuters
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